-No había más de dos metros de profundidad, así que podéis imaginaros que lo vi todo.-
Toda la pelea tuvo lugar en la superficie. Nunca intentó defenderse buscando el fondo. La trabajé lejos, nunca me di prisa, intentando disfrutar lo máximo posible de tan bello animal, pudiendo ver sus quiebros, carreras y continuos cambios de dirección. Parecía el Messi del mar. Cuando pensé que la tenia controlada y que ya perdiera fuerza me jugó dos malas pasadas. Una fue cuando puse la cámara a grabar, que me pegó otro quiebro que pensé que me rompía todo, y la otra cuando fui a coger la sacadera que pensé que la perdía (se ve en el vídeo). Pero al final llegó a la embarcación completamente entregada, se revolvió cuando ya estaba dentro de la sacadera y no se movió más.